Al descrubrir esta mañana en El País ocho (¡!) páginas enteras de publicidad para Marina d'Or, el Reino de la Vulgaridad y del Disparate en la costa del Levante español (edición en papel de Madrid, páginas 11 a 18), empecé por preguntarme a qué calculo podía corresponder este bombardeo.
¿Cómo los dueños de Marina d'Or pueden creer que su despliegue de malisimo gusto resultaria rentable? ¡Para rentabilizar una inversión tan grande, tendrían que vender tantas plazas hoteleras o tantos pisos en multi-propiedad!, pensé.
Imaginando cual puede ser el coste de ocho páginas de publicidad en un diario como El País, y conociendo más o menos el perfil del lector medio, me costaba entender la lógica de esta inversión para los promotores de Marina d'Or. Hasta que caí en la cuenta...
El destinatario de las ocho páginas no es el lector de El País, claro que no. El destinatario es el mismísimo Jesús Polanco y los demás accionistas y dirigentes del periodico. No importa el contenido. Hay un sólo mensaje, que es:
"¡Ojo, chicos! Ahora que -- a raíz del asunto Marbella -- los medios de comunicación están removiendo mierda sobre la especulación en la costa, ¡no nos toquen los cojones! Quietecitos y si sois buenos os compraremos más páginas."
Fiel lector de El País, yo confio en que el más grande periodico español haga honor a su cabecera: Diario Independiente de la Mañana. En que el tiro les salga por la culata a los de Marina d'Or, vaya.
Por dignidad.
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